Colombia: las dos estrategias de las clases dominantes se enfrentan en la segunda vuelta. Dossier. Gustavo Gallón · Katalina Vásquez Guzmán · · · ·
 
   
Colombia: las dos estrategias de las clases dominantes se enfrentan en la segunda vuelta. Dossier
Gustavo Gallón · Katalina Vásquez Guzmán · · · ·
 
01/06/14
 


 

Paz, derechos humanos y elecciones

Hay quienes consideran que el tema de la paz no debería ser el predominante en la segunda vuelta, sino el de la educación, la salud y el empleo, que son las principales preocupaciones de la gente, según las encuestas.

Si bien esa observación es razonable, sería un error absolutizarla porque ocultaría el avance de la propuesta de guerra que pudiera camuflarse detrás de ella.

Efectivamente, es mucho lo que hay que mejorar en esos tres campos, que no son otros que los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, entre los cuales se encuentran también el alcantarillado, la vivienda, la tierra y la no discriminación. El problema no es sólo la carencia de estos derechos, sino la desigualdad. La inequidad social es una de las características más graves de la crisis de derechos humanos en Colombia, tal como lo ha advertido la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en su último informe sobre el país. Por consiguiente, no basta con que tal o cual candidato diga que va a aumentar el número de cupos escolares, o que va a incluir más servicios en el plan obligatorio de salud, o que va a establecer subsidios para estimular la oferta de trabajo.

Lo decisivo es que advierta cuáles son los sectores sociales más afectados por la inequidad e identifique las causas de ello y plantee las propuestas concretas para reducir radicalmente esa desigualdad social. Por más vueltas que se le dé al asunto, eso tiene que conducir a una repartición de la riqueza (que la hay y mucha en el país), basada en impuestos y en prácticas de solidaridad social que permitan equilibrar el nivel de acceso a servicios básicos para los muchos que no tienen nada frente a los pocos que tienen mucho. Es una solución sustancialmente distinta de la mal entendida “confianza inversionista” basada en exenciones tributarias para los grandes capitales, promovida por el gobierno anterior, tolerada por el actual y que se fortalecería sin duda en caso de que el uribismo recupere la Presidencia.

La alta comisionada también ha advertido que otro problema grave es la mentalidad contrainsurgente que impregna al Estado y a la sociedad colombiana. Es decir, la guerra y la forma de afrontarla durante estos 50 años o más en que, so pretexto de combatir a la guerrilla, se ha perseguido, como si fuesen enemigos militares, a campesinos, sindicalistas, indígenas, afrocolombianos, lideresas sociales, activistas políticos o defensores de derechos humanos. Con ello se ha hecho más difícil superar la inequidad social.

Por primera vez en mucho tiempo, sin embargo, se ha avanzado hacia la posibilidad real de poner fin a la confrontación armada mediante un acuerdo entre el Estado y las guerrillas. Dicho acuerdo no será la panacea, pero permitirá, sin duda, fortalecer los reclamos sociales en materia de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales. Enterrar la posibilidad de ese acuerdo, como lo plantea el uribismo, no sólo conducirá a invertir en la guerra recursos necesarios para mejorar la educación, la salud y el empleo, sino que retardará la superación de la inequidad social en Colombia. ¿No sería un suicidio entonces votar en blanco o abstenerse de votar?

Gustavo Gallón es Director de la Comisión Colombiana de Juristas (www.coljuristas.org)

El Espectador.com, 28 de mayo de 2014

 

Santos y Zuluaga se enfrentan en segunda vuelta

Zuluaga quedó primero con el 29 por ciento de los votos y el presidente obtuvo el 25 por ciento. Clave será el apoyo a uno u otro candidato de los contendientes de la izquierda y el conservadurismo. La abstención fue del 60 por ciento.

A las seis de la tarde los resultados de las elecciones para presidente de Colombia eran definitivos: ballottage. Como vaticinaron las encuestas, Juan Manuel Santos, actual presidente, y Oscar Iván Zuluaga, candidato del uribismo, serán las opciones para la segunda vuelta. A esa hora las sedes de los ganadores ya estaban llenas de seguidores, prensa, policía, platos de comida, música colombiana a todo volumen y promesas de seguridad y paz. Con 3 millones 759 mil votos, Zuluaga quedó primero en las urnas (29,3 por ciento), mientras Santos logró 3 millones 299 mil (25,6 por ciento). La gran preocupación, además del abstencionismo que llegó al 60 por ciento, fue que a pesar de los cuestionamientos éticos y supuestas relaciones con criminales señaladas a ambos candidatos, éstos fueron los más votados.

Sorprendieron, entre tanto, Clara López, de la coalición de izquierda Polo Democrático-Unión Patriótica, quien alcanzó casi dos millón de votos, logrando un 15,2 por ciento, cuando las encuestas la tenían muy por debajo, así como Enrique Peñalosa, de la alternativa Alianza Verde, con un poco más de un millón de votos (8,2 por ciento), y la candidata conservadora Marta Lucía Ramírez, con 1,9 millón (15,5 por ciento). Si apoyan al actual presidente o a la opción del uribismo se sabrá hoy, y será definitivo para el ballottage, teniendo en cuenta que en suma tienen simpatía en las urnas de más de cinco millones de colombianos.

“Le vamos a pedir a López, Ramírez y Peñalosa que se unan a la paz”, dijo Santos en su discurso al llegar la noche al norte de Bogotá, cuando muchos empezaban a mostrar su descontento por los resultados. Mientras la multitud aplaudía en los centros de campañas en la capital, en otros espacios se levantó un malestar. “Y pensar que hay gente feliz por esta infamia que ocurrió hoy en Colombia”, dijo a este diario el tuitero Juan Diego Bedoya. Para muchos, el hecho de cerrar las opciones presidenciales al actual mandatario, y a un delfín de Uribe cuando sólo votaron cuatro de cada diez colombianos, es un fracaso para la democracia.

Manosear el sueño de paz versus la apuesta por la guerra como leitmotiv electoral fue otro punto de crítica para los dos ganadores, bastante cuestionados por un sector que, como según los resultados de las votaciones, es minoritario. Las negociaciones de paz que actualmente adelantan el gobierno y la guerrilla de las FARC son el principal punto de debate en la contienda por la presidencia. En el principal punto de votación del país, Corferias Bogotá, Vladimir Herrera dijo a Página/12 que llegó a las urnas con el ánimo de que su voto cambiara el futuro para que sus hijos conocieran una Colombia en paz. Esa fue la punta de lanza electoral de Santos, quien inició los diálogos con la guerrilla hace un año y medio y hoy pide a los votantes que lo elijan para dar continuidad a los diálogos en La Habana, Cuba, que ya cerraron acuerdos en tres de cinco puntos propuestos: política de desarrollo rural (tierras); participación política; fin del conflicto (cese del fuego, dejar las armas y reincorporación de la guerrilla a la vida civil); drogas ilícitas, y víctimas (verdad, memoria, justicia y reparación). En su alocución frente a unas mil personas en el norte de la capital, Santos sentenció que su propuesta es la de “la esperanza, la confianza en el futuro de nuestra patria, y el trabajo por la paz, frente a la opción exclusiva de la guerra”.

Zuluaga, apareciendo en la televisión en vivo junto a la imagen de su padrino, el ex presidente Alvaro Uribe Vélez, gritó que “no podemos dejar que las FARC pretendan comandar el país desde La Habana”, y criticó al presidente Santos señalándolo de “ser manipulado por las FARC, el principal cartel del narcotráfico del mundo” y permitir la impunidad “para quienes cometieron crímenes atroces, crímenes de lesa humanidad”. Polarizado el país como en la última década desde que Uribe llegó al poder con la propuesta de “mano firme, corazón grande” que hoy es el eslogan también de Zuluaga, el mapa de sufragios mostró que, en el interior, triunfó el uribismo, mientras que las costas del Caribe y Pacífico y la periferia limítrofe con Venezuela, Ecuador, Perú y Brasil, se simpatiza mayoritariamente con Santos.

“Voy a ser el presidente de los 47 millones de colombianos”, afirmó convencido Zuluaga tras detallar los principales puntos de su propuesta abiertamente de derecha: recuperar las banderas de Uribe, llenar las ciudades con cámaras de seguridad, mejorar los salarios de la Fuerza Pública, propender al desarrollo económico, y una “paz verdadera con justicia”. Santos, rodeado de luces de colores y pancartas por la paz que ningún simpatizante trajo por cuenta propia pero que su equipo logístico distribuyó en el recinto de su partido Unidad Nacional, fue breve en las ideas y como propuesta sólo habló de la paz. “Muchos errores de Santos. El último: usar la guerra sucia y el miedo. Si al país lo ponen a escoger entre miedo a las FARC o a Uribe, ganan ambos”, opinó la senadora de la Alianza Verde Claudia López.

Piedad Córdoba, ex congresista liberal quien lideró la liberación de más de una docena de secuestrados por las FARC, expresó en redes sociales que “contrario a lo que se dice, la Mesa de La Habana no es una perdedora en las elecciones de hoy. Tres de los cinco candidatos la apoyan”. El Comité por el voto en blanco, que apenas alcanzó el 6 por ciento de los votos en todo el país, les pidió a los candidatos perdedores de ayer que no apoyaran ninguna opción para el ballottage por las prácticas ilegales usadas en la marcada “guerra sucia” en estas elecciones, donde, por primera vez, no se presentaron alteraciones del orden público en el país.

Katalina Vásquez Guzmán es periodista de la revista argentina Pagina 12

http://www.pagina12.com.ar/, 26 mayo 2014


 

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