Detención en Malta: prisión europea para inmigrantes. Belén Fernández · · · · ·
 
   
Detención en Malta: prisión europea para inmigrantes
Belén Fernández · · · · ·
 
25/05/14
 


La detención en Malta de buscadores de asilo forma parte esencial de la histeria racista y anti-inmigratoria que ahora arrasa Europa

Un reciente artículo de Quartz, acerca de los “inesperados y terribles destinos de los perseguidos del mundo”, señala a Malta como nación industrializada con el mayor número de buscadores de asilo per cápita: 20,2 por cada 1000 habitantes. En promedio, 1500 inmigrantes indocumentados arriban a Malta cada año.

Muchos provienen del África Sub-Sahariana y arriban por accidente a la pequeña isla europea, situada al sur de Sicilia, mientras intentan navegar al continente europeo. Es por tanto, claramente un destino inesperado en la mayoría de los casos, pero ¿por qué es tan “terrible”?

Para empezar, la política de detención forzosa de inmigrantes de Malta, significa que los viajeros, muchos de ellos huyendo de  violentas persecuciones políticas y económicas, son detenidos a menudo en condiciones carcelarias hasta  18 meses. En 2012 un informe de “Human Rights Watch (HRW)” especificaba que esta política opera en una manera  automática, indiscriminada y general de violación de la ley internacional. Niños, personas de avanzada edad y discapacitados físicos y mentales, no se salvan del régimen de detención.

El informe hace notar que “los niños pueden ser detenidos por semanas o meses, a pesar de las facilidades alternativas existentes” y que son detenidos con adultos, sin ninguna consideración por su corta edad, y sin acceso escolar”.

Si  un inmigrante no tiene un problema mental al arribar, hay gran posibilidad de que pueda desenvolver alguno, después de estar sujeto a menudo a abarrotamiento y deficientes condiciones sanitarias, en la cual la condición humana se reduce esencialmente a un estatus animal – siendo la principal diferencia que los animales no son criminalizados por inmigrar.

De acuerdo con HRW, el 93 por ciento de los inmigrantes que arriban por barco a Malta, son buscadores de asilo, pero sólo el cuatro por ciento de los demandantes, recibieron  estatutus de refugiados en 2011. Sin embargo, otras temporales y menos comprensivas formas de protección son, incluyen por ejemplo, protección subsidiaria, lo que involucra residencia permitida que debe ser renovada  cada año.

Parte de la lógica oficial detrás del opresivo sistema de detención de Malta es que ayuda a desalentar la inmigración a Malta. Pero es bastante duro detener personas que tienen limitadas opciones de supervivencia, que no están tratando de llegar a Malta como primera opción y que muchas veces no están siquiera enteradas su existencia, antes de desembarcar allí.

Capas de inhumanidad

Durante una visita al maltés Birzebbuga la pasada semana, pasé un rato con un  gambiano de 25 años, que arribó a Malta en barco en octubre pasado, desde Libia y fue detenido por varios meses en el centro de detención de Safi, que está convenientemente situado en una base militar. Le echaron en cara constantemente su de facto identidad criminal dijo, que y las visitas al hospital requirieron que le fueran puestas esposas.

Él ha sido trasladado ahora a un centro de recepción inmigratoria cerca de Birzebbuga donde sus movimientos son menos restrictivos. Duerme junto a otros siete residentes en un pequeño  tráiler al que se refiere de manera inquietante, como el “contenedor”. Opciones menos confortables están disponibles: inmigrantes que son expulsados del centro por cualquier motivo, duermen en tubos de cemento ubicados en el perímetro del establecimiento.

La menos que compasiva recepción dada a los inmigrantes en Malta, adquiere toda una capa nueva de inhumanidad, cuando uno considera la larga y peligrosa trayectoria que generalmente precede a la detención. En el caso de mi amigo, el hizo su camino de Gambia a Libia en un periodo de varios meses, gastando otros tantos en el violento panorama libio y entonces embarcó en un pequeño barco, junto a otras 128 personas para atravesar el Mediterráneo hacia  Italia - o eso es lo que pensaba.

Cuatro días después, se quedaron sin comida ni  agua y el barco comenzó a hacer agua. Entonces fue interceptado por un barco de guerra norteamericano, el cual trasladó la carga humana del barco a las autoridades militares maltesas.

Me explicó mi amigo que las protestas de algunos pasajeros por el inmediato internamiento en Safi fueron reprimidas con sprays de pimienta y otras formas de maltrato.

Él ya ha estado rechazado para asilo y la protección subsidiaria, junto a miles de personas cuyos destinos se deciden arbitrariamente cada año por los poderes europeos. Parte del problema con estos veredictos es que el inevitable análisis superficial que los producen, es incapaz de tener en cuenta todos los factores relevantes que han conducido a la inmigración.

¿Cómo hace uno para determinar qué asilo es legítimo y cual no? Si los inmigrantes están poniendo en riesgo su vida viajando por días en embarcaciones abarrotadas, con agujeros, sin comida ni agua, se puede inferir que tengan una buena razón para hacer esto.

Lo que hace que el problema de la inmigración en general sea aún más lacerante es el grado de responsabilidad de occidente – gracias al legado del colonialismo y el imperialismo – por los conflictos contemporáneos y la ruina económica en África y en otros lugares. Después de la violación sin sentido de las fronteras por otros,  Occidente fortifica histéricamente ahora sus fronteras, contra el movimiento humano, en el cual ha jugado un rol no menor durante generaciones.

Por supuesto, tales fortificaciones no son requeridas contra la elite internacional, y recientes noticias indican que Malta estuvo maquinando de vender pasaportes de la Unión Europea por 1,15 millones de euros ($ 1,57 millones).

Usurpando victimismo

En una entrevista en enero con la CNN, el ministro de asuntos exteriores de Malta George Vella declaró: “nosotros no podemos permitirnos cuidar  ese número de inmigrantes utilizando nuestros recursos”. Pidió la “solidaridad” desde la Unión Europea, en lo que los gobernantes malteses han denominado “crisis de los inmigrantes”.

Estas  palabras también han sido eslóganes en el contexto de los naufragios de inmigrantes, que implican el peaje de muertes masivas. En un artículo de octubre de 2013 del Malta Today, por ejemplo, se señala que más de 500 demandantes de asilo habían perecido en los alrededores de la isla en una cuestión de dos semanas. El artículo cita al abogado de derechos humanos Neil Falzon, director de la sede en Malta de la organización de derechos humanos NGO “aditus”, que habla de la inoportunidad en estos casos de apelar a la “solidaridad” con Malta y su alegada responsabilidad con los inmigrantes: “si alguno necesita solidaridad son las víctimas de la tragedia, sus familias, familiares, los sobrevivientes…. Niños que han sido separados de sus padres, etc.”

En la visión del funcionariado maltés, Malta es la victima fundamental del proceso migratorio – no los miles de refugiados económicos y políticos que han sido re-victimizados por el sistema maltes de detención.

Aunque Malta recibe significativos fondos de la UE a cambio de su rol altruista como primera línea de defensa alrededor del fuerte europeo, no es aparentemente suficiente, al menos con los cálculos financieros de Vella. De modo interesado, Malta aparece llevando el problema migratorio de la manera más costosa posible.

En 2011 una conferencia organizada por las agencias de las Naciones Unidas para los refugiados y los derechos humanos concluyó que “las alternativas a la detención son menos caras que la detención” así como también más efectivas y más humanas. Esto incluye “registro y/o depósito de documentos, residencias registradas, vínculo/fianza, informe de condiciones, puesta en libertad comunitaria y supervisión, residencia designada y monitoreo electrónico de toque de queda”

En un mail que me envió, Falzon especula acerca de las razones por las cuales Malta persiste en realizar lo que él describe como “la más cara, contundente y dañina dirección del régimen migratorio”. La política “parece estar basada en la necesidad del gobierno de ser percibido como fuerte y controlado”, ha dicho. El sistema actual se vende esgrimiendo el miedo    “recordando invasiones, terrorismo, enfermedades y sobre-población” y la narración de la detención como esencial para “la seguridad nacional, el orden y la cohesión social”.

Pero investigaciones sobre la cohesión social a largo término parecen ser más bien deprimentes. Un reciente informe sobre estudiantes universitarios, encontró que el 40 porciento no quería vivir en la misma calle que un inmigrante. Otro gambiano que yo encontré en Birzebbuga recordó un incidente en el cual ciudadanos malteses amenazaron de llamar a la policía porque él les había saludado.

Las compulsivas detenciones de buscadores de asilo en Malta, es parte del frenesí racista y anti inmigratorio que ahora está barriendo Europa. Si la justicia penetra alguna vez en las fronteras del continente, lo que realmente necesita ser detenido es la política de detención misma.

 

Belén Fernández es la autora de The Imperial Messenger: Thomas Friedman at  Work, publicado por Verso. Colabora en el Jacobin Magazine. Este artículo apareció en Al Jazeera English el 18 de mayo de 2014


Traducción para www.sinpermiso.info: Juan Carlos Salzberg

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http://www.aljazeera.com/indepth/opinion/2014/05/detention-malta-europe-migrant--201451864644370521.html